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Psicología y Bienestar es la columma especializada del periódico digital italodominicano.tv  autoria de la Dra. Rosanna Perre

Psicología y Bienestar 

Dra. Rosanna PerrettaPsicóloga Clínica, de la Salud y Comunitaria

Psicología y Bienestar es la columma especializada del periódico digital italodominicano.tv  autoria de la Dra. Rosanna Perretta
Psicóloga Clínica, de la Salud y Comunitaria. Experto en Entrenamiento Autógeno y Técnicas de Relajación

El bienestar como expresión del Yo ¿"Cómo estás"?

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¿Cuántas veces en nuestras interacciones diarias con los demás, a la pregunta “cómo estás” respondemos con frases como “bien, gracias”, “regular”, “podría ser mejor”, “no me quejo”? , etc. ¿Cuánto tiempo tardamos en responder? La inmediatez de nuestra respuesta nos dice cuán predecible, casi automática, es la mayor parte del tiempo.

Ahora, ahora mismo, intentemos este pequeño ejercicio. Asumimos una posición cómoda, respiramos profundamente y nos hacemos la pregunta "¿Cómo estoy, cómo me siento?". ¿Nuestra respuesta es siempre "automática", o se vuelve más elaborada, es decir, el "bien, gracias", o el "regular" de antes, expresan algo más complejo?

En realidad, con este breve ejercicio de autoconocimiento no estamos pensando simplemente en cómo estamos físicamente, sino que nos preguntamos por nuestro bienestar general. Veamos juntos a qué nos referimos.

El término "bienestar" fue utilizado en 1948 por la Organización Mundial de la Salud (OMS), para definir el concepto de salud, que se considera "un estado de completo bienestar físico, mental y social y no simplemente la ausencia de enfermedad o dolencia".

El bienestar como expresión del Yo ¿"Cómo estás"? fotografia de Rita Valenzuela

fotografia de Rita Valenzulea

fotografia de Rita Valenzulea

Esta definición tenía la gran ventaja de desplazar el enfoque de la simple ausencia de enfermedad (según la idea de que puedo considerarme sano simplemente porque no tengo sufrimiento físico), al concepto de salud en una dimensión más amplia ("no tengo enfermedades, no tengo dolores, entonces físicamente estoy bien, pero... en general, ¿cómo me siento? ¿Puedo decir que estoy bien o sigo sintiendo que algo anda mal?”).En esta nueva acepción de salud, el bienestar se ha consolidado también como un concepto multidimensional, que incluye un buen estado de salud física (bienestar físico), una buena relación con nuestras emociones (bienestar emocional), una buena flexibilidad mental y gestión de creencias limitantes (bienestar mental), una buena calidad de nuestras relaciones, una buena conexión con nuestros valores fundamentales y/o con algo más grande que nosotros mismos (bienestar espiritual).

En cada momento nuestra vida es un esfuerzo constante de simbiosis entre la psique, los pensamientos, los deseos y las emociones, las relaciones que experimentamos. ¿Qué lugar ocupa nuestro cuerpo en este entrelazamiento? Si para Descartes la mente y el cuerpo eran dos entidades separadas, que interactuaban sólo a través de la glándula pineal (una pequeña estructura en el cerebro), posteriormente, el neurocientífico Damasio, en su famosa obra El error de Descartes, reparó esta división, afirmando " No es sólo la separación entre mente y cerebro lo que es mítico: probablemente la separación entre mente y cuerpo sea igualmente ficticia."

La cultura de los siglos XX y XXI ha sentado las bases para una recuperación del cuerpo encaminada a una concepción integral de los sistemas "mente" y "ambiente".

El nacimiento de la psicosomática marcó el punto de conexión entre la psicología y la medicina.

La idea básica de esta corriente de pensamiento es que los trastornos físicos, para los cuales no existe un diagnóstico médico, se originan en la mente, por lo que el aspecto psicológico es lo primero y el cuerpo lo segundo.

Fue a finales de los años setenta cuando Engel teorizó el modelo biopsicosocial, según el cual la salud psicofísica y el bienestar son el resultado de la compleja interacción entre factores biológicos, factores psicológicos y factores sociales.

¿Cómo se traduce este cambio de paradigma en la práctica clínica?

Si antes pensábamos en el trastorno psicosomático como un trastorno físico generado por la mente, hoy la relación mente-cuerpo se ve en un sentido circular, por tanto, la mente influye en el cuerpo y viceversa.

Si nos detenemos a reflexionar sobre esta circularidad descubrimos que en realidad no existe ningún trastorno que nos afecte exclusivamente en el cuerpo o sólo en la mente.

Cuando los síntomas físicos comienzan a ocupar un espacio interno muy grande, generando pensamientos, emociones, sentimientos, estados de ánimo y conductas recurrentes, se genera malestar a largo plazo.

Pensemos en patologías relacionadas con el dolor, los problemas del lenguaje y la anestesia corporal. En casos de este tipo, los síntomas físicos influyen en el aspecto psicológico cuando empiezan a generar una forma de ser y vivir.

En el caso de la hipocondría, sin embargo, ocurre lo contrario porque hay una fuerte preocupación por la propia salud, incluso en ausencia de síntomas o en presencia de síntomas muy, muy leves.

Hoy en día todavía existe la tendencia de que cuando el médico dice "no tienes nada" el problema es psicológico y se refiere al estrés, lo que también devalúa este tipo de problemas porque se corre el riesgo de no reconocer su complejidad.

En los escenarios descritos, ¿qué papel tiene el psicólogo y cómo puede intervenir? Puede intervenir sobre la percepción subjetiva del síntoma y sobre la forma en que uno se relaciona con él, sobre cómo se vive la enfermedad. En el libro Psicología Psicosomática Scognamiglio habla de "competencia somática", precisamente para indicar el concepto de "cómo se siente en el propio cuerpo", es decir, "poder traducir lo que sucede en el cuerpo (dolor, señales emocionales, etc.) hacia nuevas configuraciones de significado".

¿Cómo se traduce esto en un viaje psicológico?

Por ejemplo, en el caso de trastornos que realmente nunca desaparecen (como el dolor crónico), podemos aprender que nuestra relación con el dolor puede cambiar hasta el punto de que ya no nos incapacite.

También podemos aprender a distinguir el origen del problema de lo que lo sigue manteniendo en el presente. A medida que aumenta nuestra conciencia del síntoma, el componente de alerta y provocación de ansiedad que lo acompaña se reduce y nuestra relación con el miedo y la alarma puede modificarse. También significa eliminar todas las formas de evitar la situación problemática porque evitarla es una estrategia, pero a largo plazo siempre resulta infructuosa y no hace más que mantener o aumentar el problema.

¡Cuántas veces escuchamos: “hay que aceptarlo, hay que vivir con ello”! Casi parece una invitación a tirar la toalla y, por tanto, a la resignación. Se trata más bien de comprender que, al cambiar nuestra forma de interactuar con el síntoma, también tenemos el poder de modificarlo. Significa que nos volvemos activos en la gestión del problema. Aceptar significa entender cuál es nuestro margen de acción; Por lo tanto, actuar donde podamos actuar y no actuar en vano, en un desperdicio de energía, si esto no nos lleva a ninguna parte. En cierto sentido, los síntomas somáticos también podrían entenderse como guías que hacen volver a uno mismo, que ayudan a superar la disociación mente-cuerpo.

¿Cuáles son los principales factores de riesgo que dificultan nuestro bienestar psicofísico? Hay predisposiciones genéticas y biológicas, un umbral de dolor bajo, factores de riesgo experienciales (traumas), factores de riesgo emocionales.

En el próximo artículo nos centraremos en las emociones y la influencia que tienen en nuestro bienestar general.

Mientras tanto, para cerrar nuestro breve ejercicio de autoconocimiento, respiremos profundamente otra vez e intentemos acoger los pensamientos y emociones que esta lectura ha despertado en nosotros.

 

Referencias bibliográficas

1) Damasio, el error de Descartes. Emoción, razón y cerebro humano, Adelphi, Milán 1995

2) B. V. Der Kolk, El cuerpo siente el golpe. Mente, cuerpo y cerebro en el procesamiento de recuerdos traumáticos, Raffaello Cortina Editore, Milán 2015

3) E.F. Poli, Las emociones que curan. Sentirse bien con la nueva medicina emocional, Mondadori, Milán 2019

4) M. Scognamiglio, Psicología psicosomática. El acto psicológico entre códigos del cuerpo y códigos de la palabra, FrancoAngeli, Milán 2016

5) https://www.salute.gov.it

09-04-2024

Autora. Dra. Rosanna Perretta

"EL BIENESTAR COMO EXPRESIÓN DE YO" de italodominicano.tv 

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