09-03-2024

Autor: por la redacción

Historia y Cultura de italodominicano.tv 

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• Congreso Sorelle, "El futuro de la mujer dominicana en Europa", organizado por la Asociación Il Tempo delle Donne

No debemos las mujeres, sentirnos alagadas por esta valoración, ya que representa el sentido patriarcal con que los colonizadores de la época —y algunos de esta— describían a las mujeres que se atrevían a desafiar los estereotipos, cuando acompañaban al hombre en las tareas de mando, dejando a la mujer, lo que los europeos entendían. Sí féminas, esa visión fue parte de lo que trajo la colonización a nuestra América.

La Reina Anacaona, partiendo de lo contado por los cronistas, se enfrentó a un patriarcado despótico y a la representación misógina del siglo XV sobre la mujer como “voluble, callejera, insaciable”. En las crónicas más acuciosas y veraces podemos ver que, no es referida como un sujeto femenino que se aísla, sino como una mujer que ejerce autoridad intelectual y cultural sobre sus súbditos y los mismos españoles.
La representación simbólica que nos llegó de ella es en torno al poder, a su genial creatividad de cantos y areitos, a su gusto por la invención artística y artesanal, y con capacidad para el entendimiento de la lengua de los conquistadores. Vemos como De las Casas, un autor que, a nuestro modo de ver, tuvo la aspiración de plasmar el desgarramiento humano provocado por la colonización, la no-cristiana voluntad del opresor al describir la “naturaleza” femenina e inclusiva de la Cacica. 
Aunque la literatura nos dejó desprovistos de información acerca de la reina Anacaona, el solo hecho de que los españoles al referirse a Ella lo hicieran con el nombre de “reina” y que la consideraran una amenaza para sus fines colonialistas, nos indica el tipo de mujer y líder que era.  
En el día internacional de la mujer, Anacaona, cacica de Xaragua, hermana de Bohechio y esposa de Caonabo, es una representación de la mujer, que comenzó con su ejemplo de trabajo y gracia singular, hace ya mas de 500 años a reclamar los espacios que todavía las mujeres del presente en todas partes del planeta reclaman, espacios que han sido cedidos lentamente. Estos peldaños, conquistados a regañadientes, han ido permitiendo a la mujer acceder a puestos de mayor relevancia, sin embargo, esos espacios aun no hacen justicia a la equidad laboral con que mujeres y hombres deben ser tratados en ámbitos, que incluye, salario y jerarquías de acuerdo a las capacidades y liderazgo de ambos. 
Anacaona es la protagonista de distintos capítulos de crónicas que narran desde el siglo XV al XIX y principios del XX, el infortunio de su vida; no como un subtexto americano o americanista, sino como un texto provisto de elementos significativos que se apoyan en los estereotipos de la feminidad.
Anacaona, de acuerdo a la investigadora Ylonka Nacidit Perdomo, es reivindicada en los estudios de género como una víctima del martirio del bárbaro colonizador, legitimada su identidad en el siglo XIX como idealización abstracta de la mujer aborigen y de la mujer nacional por un discurso construido por los poetas románticos. Tal vez, quizás, puede ser ésta la “apropiación” real de la Cacica de Xaraguá desde su sepultura desconocida, desde su rostro celebrado por los españoles como si fuese por sus rasgos una europea blanca.  
La reconstrucción cultural de su universo taíno, desde una vinculación de lo tribal, lo social y lo histórico   con los estudios de género, la ubica con una identidad definida (locus), no desde una simple binariedad como antítesis; es una mujer convertida en signo, a la cual se alude desde la crónica, destacando su subjetividad. 
La Reina taína Anacaona, Cacica de Xaraguá, de la Isla La Hispaniola, fue narrada por los cronistas de Indias desde lo femenino y luego asumida por los escritores nacionalistas del siglo XIX también desde esta perspectiva, no como una mujer per se transgresora del orden patriarcal. Todos los poetas de esta tradición se han sentido atraídos a entablar un diálogo con la Reina desde la autoridad del cronista decimonónico del siglo XV.
Así, estas influencias literarias desde el canon de lo masculino -que narran a la Cacica- le atribuyen un deseo ciego de servir a los españoles, no teniéndola a ella en otra valoración que la escrita por los otros, para alentar su carácter de sumisión, propuesta su identidad sin otra autoría que la enquistada en un sofocante drama. Las Casas dice de ella: “muy notable mujer, muy prudente, muy graciosa y planciana, en sus fabulas”, “amicísima de los cristianos”.
Cierto es, que la Cacica no solo actuó -si partimos de las crónicas del Padre de Las Casas- solo desde el ámbito de lo privado, sino que tuvo participación y compartió de manera abierta y solidaria con los aborígenes de su grey en cuestiones que los siglos áureos percibían como asuntos únicamente de hombres. Desde esta perspectiva, a partir de su filiación con el Cacique Bohechio, ella es precursora de una voz autoral oral en el Nuevo Mundo, lo cual le da una notoria autoridad en los textos de los cronistas Fernández de Oviedo y su Historia general y natural de Indias (1535) y Bartolomé de Las Casas y su Historia de las Indias, redactada entre el 1547 y 1559. 
Las mujeres que emigran, especialmente las mujeres dominicanas residentes en Italia, no dudaría en afirmar, que seguramente diferentes circunstancias las han traído hasta aquí. Este hermoso país que les ha acogido para en muchos casos comenzar una nueva vida, en otros para completar proyectos y aspiraciones. Deben cuidarlo al tiempo que enaltecen la tierra que sus ojos vieron por primera vez. 
Ciudadanas del mundo crean y trabajen con determinación para alcanzar sus objetivos y sueños, no descansen hasta lograr lo que un día se propusieron cuando decidieron emigrar a Italia, sabiendo que no todo seria color de rosa. La migración trae consigo satisfacción, alegría y conocimiento, pero también trae nostalgias, desafíos; así como revestirse de entereza para integrarse a un país con idioma y cultura diferente.
Se necesita coraje y determinación para emprender un viaje a lo desconocido, ustedes lo han hecho y eso habla por ustedes. La mujer dominicana es reconocida como guerrera y determinada a salir adelante sin temor a las adversidades a vencer. 
Agradecer al país que les dio la bienvenida, formarse, abrir puentes para que otros puedan seguir sus pasos, pero, sobre todo, nunca olvidar de dónde vienen. Reconocer nuestras raíces nos hace mejores personas. Reproducir las cosas buenas que vemos a donde llegamos, siempre pensar en aquellas mujeres que nos precedieron y que, aunque ya no están entre nosotras, siguen vivas en nuestros corazones y acciones. Anacaona forma parte de nosotras como descendientes taínas que sienten orgullo de sus raíces. Ella vive en la imaginación de nuestro pueblo."

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